La hiena de Querétaro
Mijangos la casa de los Espiritus
![Claudia Mijangos](https://psicologiajuridicaforense.files.wordpress.com/2011/03/claudia-mijangos1.jpg?w=614)
Diario de Querétaro
En la madrugada del 24 de abril de 1989, un asesinato a sangre fría detuvo para siempre la pueblerina calma de la ciudad de Querétaro, México. Luego de discutir – una vez más – con su marido, las emociones de Claudia Mijangos eran un hervidero. Bajó hasta la cocina, tomó varios cuchillos y volvió a subir: la faena había comenzado. Alfredo Antonio (6), Ana Belén (9) y Claudia María (11) murieron desangrados tras una breve agonía. Nadie, ni siquiera Mijangos, podía creer que había matado a sus propios hijos.
Veinte años después, muchas preguntas aún están sin respuestas: ¿Asesino Mijangos guiada por el amor que le profesaba a un apuesto sacerdote de la ciudad? ¿Tenía un trastorno mental que le hizo perder la razón?
Claudia Mijangos Arzac nació en Mazatlán, Sinaloa (México) en 1956. Su infancia y adolescencia fueron felices, no sufrió maltratos y tuvo sus necesidades materiales y afectivas resueltas. Estudió la Carrera de Comercio. Cuando era una jovencita, fue elegida Reina de Belleza en Mazatlán. Al morir sus padres, le dejaron una cuantiosa herencia. Poco tiempo después se casó y se trasladó a vivir a Querétaro con su esposo, Alfredo Castaños Gutiérrez, a la calle Hacienda Vegil nº 408, Colonia Jardines de la Hacienda.
Se casa con un empleado bancario, ocho años mayor que ella.
De formación católica, Claudia Mijangos fue maestra de Catecismo, Ética y Religión en el Colegio “Fray Luis de León”, donde estudiaban sus tres hijos: Claudia María, de once años; Ana Belén, de nueve; y Alfredo Antonio, de seis.
Pero Claudia comenzó a mostrar fuertes problemas psicológicos, a tal grado que el matrimonio pronto se volvió insostenible. Ella y su esposo se divorciaron y Claudia se quedó con la custodia de sus tres hijos. Siguió al frente de su tienda de ropa y dando sus clases de religión, pero la gente que la rodeaba pronto notó que los disturbios emocionales de aquella mujer se iban acentuando. En la escuela donde sus hijos estudiaban, daba clases un joven sacerdote, el padre Ramón. Claudia se obsesionó con él; muchos afirmaban que eran amantes, aunque otros negaban tal versión. Él y otro cura, el padre Rigoberto, hablaban constantemente con ella.
Durante varios días, Claudia había escuchado voces extrañas. No quiso comentárselo a su ex esposo, pues él siempre había afirmado que “estaba loca”. El 23 de abril de 1989, Alfredo Castaños se llevó a sus hijos a una kermesse de la escuela. Cuando llevó a los niños de regreso, tuvo una fuerte discusión con Claudia. Sabía el asunto del sacerdote y además quería regresar con su ex esposa. Ella se negó; defendió sus sentimientos hacia el cura y su ex esposo, muy enojado, le dijo que “se iba a arrepentir”. Luego se fue. Claudia cerró la puerta y echó llave. Subió a darle la bendición a sus hijos y fue a acostarse.
Unas horas después, el 24 de abril de 1989, aproximadamente a las 05:00 horas, cuando aún faltaba un buen rato para que amaneciera, Claudia Mijangos se despertó. Las voces en su cabeza eran tan fuertes que habían interrumpido su sueño. Le decían que Mazatlán había desaparecido y que “todo Querétaro era espíritu”. Estuvo un rato escuchándolas, tratando de decidir si eran reales o no. Después se levantó y se vistió completamente. Fue a la cocina y tomó tres cuchillos. Sus hijos aún dormían tranquilamente, pero Claudia había decidido matarlos.
Aquí guardaba los cuchillos:
![Los cuchillos](https://psicologiajuridicaforense.files.wordpress.com/2011/03/los-cuchillos.jpg?w=614)
Dormitorio después del crimen
Claudia Mijangos cambió de cuchillo; había decidido utilizar uno diferente con cada uno de sus hijos. La segunda en ser atacada fue Claudia María, de once años, quien fue apuñalada seis veces. Herida de muerte y con los pulmones perforados, la niña aún alcanzó a salir del cuarto tratando de protegerse. “¡No mamá, no mamá, no lo hagas!”, gritaba. Los alaridos de dolor y desesperación fueron tan fuertes, que los vecinos se despertaron. Pero decidieron no intervenir. Claudia tomó entonces el tercer cuchillo y apuñaló en el corazón a su hija menor Ana Belén, de nueve años, quien no opuso mucha resistencia.
Dormitorio de las niñas:
Después bajó las escaleras corriendo en busca de la agonizante Claudia María, quien se había desmayado, boca arriba, sobre el piso que dividía la sala del comedor. Volvió a apuñalarla. Luego la arrastró hacia la planta alta y colocó su cuerpo inerte en la recámara principal, junto con sus hermanos. Los apiló sobre la cama King Size como si fueran leños, uno encima del otro, y los cubrió con una colcha de color naranja con adornos blancos. Limpió dos de los cuchillos, tomó el tercero y se hizo cortes en las muñecas y en el pecho, tratando de suicidarse.
El lavabo ensangrentado:
![La Hiena de Querétaro.jpg](https://psicologiajuridicaforense.files.wordpress.com/2011/03/la-hiena-de-querc3a9taro.jpg?w=614)
Las escaleras, manchadas de sangre
![instinto sesino](https://psicologiajuridicaforense.files.wordpress.com/2011/03/instinto-sesino.jpg?w=614)
A un lado de los niños estaba el cuerpo de Claudia. Su ropa también estaba manchada de sangre. Tenía los ojos entreabiertos. En la esquina de la recámara, sobre un sillón, había dos cuchillos de cocina, uno de 41 centímetros y el otro de 33 centímetros, ambos con cachas de madera en color café, limpios. Un tercer cuchillo, de 31 centímetros, se halló en la recámara de las hermanas Claudia María y Ana Belén, caído sobre la alfombra y lleno de sangre desde la junta hacia la parte media de la hoja.
El sillón con los cuchillos
![instinto asesino](https://psicologiajuridicaforense.files.wordpress.com/2011/03/instinto-asesino.jpg?w=614)
Los cadáveres
![instinto asesino-la hiena de queretaro](https://psicologiajuridicaforense.files.wordpress.com/2011/03/instinto-asesino-la-hiena-de-queretaro.jpg?w=614)
El vestido de Claudia Mijangos, empapado en sangre
Los periódicos condenaron su crimen y la bautizaron como “La Hiena de Querétaro”. Aunque en un momento su abogado defensor, Julio Esponda Ugartechea, trató de inculpar a su ex esposo en el crimen, los exámenes neurológicos determinaron que Claudia padecía un trastorno mental orgánico: epilepsia del lóbulo temporal, acompañado de una perturbación de la personalidad tipo paranoide, por lo que se suspendió el procedimiento penal ordinario y se acordó aplicar una medida de seguridad de treinta años por el triple filicidio, la pena máxima contemplada en esa época.
Claudia Mijangos en el hospital
![institnto asesino t2](https://psicologiajuridicaforense.files.wordpress.com/2011/03/institnto-asesino-t2.jpg?w=300&h=224)
Tras las rejas
![Claudia Mijangos](https://psicologiajuridicaforense.files.wordpress.com/2011/03/claudia-mijangos2.jpg?w=285&h=300)
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